Tóibín

Publicado el

Colm Tóibín tiene una cara de rasgos duros que le hace parecer muy serio en las fotos. Pero en persona es un hombre conversador y jovial, con una inmediata cordialidad irlandesa. A los irlandeses y los españoles de una cierta generación nos une rápidamente un doble instinto fugitivo, porque desde que tuvimos uso de razón, y hasta quizás antes, quisimos quitarnos de encima la pesadez de la Iglesia y la presión afectiva de la familia. Tuvimos anoche una conversación pública en el Cervantes, alentada por el director, Ignacio Olmos. Tóibín, que escribió el año pasado sobre la traducción al inglés de La noche de los tiempos en la New York Review of Books, me preguntaba, con una curiosidad inusitada y generosa, sobre la presencia de personajes reales y hechos históricos en mis novelas, desde Sefarad, y sobre el modo en que lo personal y lo confesional se filtran en lo que en apariencia son retratos de otros, o invocaciones de circunstancias históricas. Él mismo ha hecho eso de una manera admirable: en The Master el retrato de Henry James tiene la precisión escrupulosa de una biografía, pero al mismo tiempo es plenamente novelesco. Henry James es Henry James y al mismo tiempo es un personaje de Colm Tóibín.

Me emociona estar junto a este escritor al que he leído y leo con entusiasmo, con gratitud, con provecho. Luego, tomando algo, Elvira y él se ríen a carcajadas cambiando impresiones sobre la presencia física imponente del nuevo ministro de Economía griego, al que Tóibín nos cuenta que conoció en la universidad de Texas. Tóibín lo sabe todo de España, de las películas de Almodóvar, de las celebridades nobiliarias del Hola, de la política catalana. Incluso hace una imitación extraordinaria del habla cerrada de un payés de la Cataluña interior y pirenaica donde tiene una casa. Está dando este año en Columbia un curso sobre las heroínas en las novelas inglesas del XIX. Oyéndolo hablar de Jane Eyre y Emma y todas esas mujeres deslumbrantes de la literatura me da la impresión de que a los dos nos pasa algo parecido. Cuanto mayores nos hacemos más todavía nos gustan las novelas.